martes

Ojos que no ven (Cine)


Regresiones (The Jacket)
Por Fernando Labastida
Imaginemos que un buen día se nos presenta la oportunidad de viajar a través del tiempo, que se nos concede la fortuna (o quizá el dolor inmenso) de averiguar que será de nuestra vida en 20 años (por decir un número al azar) o bien, regresar al pasado y buscar el origen de ciertas cosas que la memoria, caprichosa y juguetona, no tiene a bien como un recuerdo lúcido. Tema recurrente, cierto, que muchos cineastas han adoptado para exponer sus teorías o simplemente divagar en torno al onírico concepto de “tiempo”.
Relativo es el espectro, una gama de teoremas nos invaden e invitan a suponer que no es plano el movimiento en torno al mundo, que la cuadratura metafísica tiene bajo manga su mejor carta. Así se nos presenta “Regresiones” (The Jacket) dirigida por John Maybury y protagonizada por el genial Adrien Brody (El pianista, donde fue dirigido por Roland Polanski), y nos ofrece una actuación impecable, que si bien no es una gran obra de arte, si cumple cabalmente con el recurso de la motivación a la reflexión y puede llegar a convertirse en película de culto para los adoradores del cine gótico.

Jack Starks (Adrien Brody) soldado de la guerra del Golfo Pérsico, es herido letalmente por un tiro en la cabeza (escena que, de una manera violenta, abre la trama de la película). Declarado muerto, es rescatado por la buena conciencia de una doctora que impide que figure en la lista de muertos y regresa a su natal Vermont diagnosticado con daño irreversible en la memoria. La situación se vuelve sumamente trágica para él porque camino a casa y después de ayudar a la que, a posteriori, será la co-artífice de su lucha, Jackie (Keira Knightley), es acusado de haber asesinado a un policía, siendo recluido en un hospital psiquiátrico bajo la custodia del doctor Thomas Becker (Kris Kristofferson) quien lo somete a un tratamiento con “drogas experimentales”, encerrándolo por largos periodos de tiempo en el depósito de cadáveres ubicado en el sótano e inmovilizándolo con camisa de fuerza.

La mente de Starks, drogada y desorientada, inicialmente tiene destellos de la guerra y del asesinato del policía, después lo transporta al futuro donde, fuera de un restaurante en Vermont, conoce a Jackie, una mesera que se apiada de él e intenta ayudarlo a encontrar lugar para pasar la noche. Es nochebuena y todos los refugios para indigentes están llenos, así que Jackie deja que duerma en su sillón.
Bajo dichas circunstancias, Starks descubre que está sentenciado a morir en cuatro días. Juntos, buscan la manera de salvarlo de su trágico destino.

Película que nos muestra dos brechas importantes, la interminable y relativa pregunta de la existencia y el tiempo, y de una manera cruda (desde la óptica del paciente) la vileza de los procesos “curativos” aplicados a las llamadas “mentes enfermas o dañadas”. Una trama narrada desde una carta, una vida que lucha desde el infierno y que bien, puede ser un día que ya ha pasado o que puede venir al recuerdo de una imagen futura.
Y lo obvio, el trasfondo que insinúa John Maybury, aquello que nunca hicimos, aquello que en apariencia no fue trascendental en el pasado, puede mañana, sumergirnos en el desastroso mundo de las consecuencias y los fantasmas…

País de Origen: Estados Unidos/Reino Unido/AlemaniaIdioma: Inglés Año: 2005
Hay que resaltar la fotografía de la película, destacable de principio a fin.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Muy buena e interesante reseña. Sólo tengo una corrección por hacer: El director de la cinta "El Pianista", donde también participó el actor Adrien Brody, no es "Roland Polanski", sino Roman Polanski.

Seguiré al tanto de la revista, me parece interesante. Saludos.

10:23 p. m.  

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