martes

Visión Encinta (Voces Literarias)



“Neruda: caída y refundamentación
de un problema poético”
Por Pablo Rojas E.

La trayectoria, o el viaje de la poesía de Neruda, puede ser comprendida, con un consenso bastante general entre sus críticos, en términos de una caída y una posterior fundamentación. Caída angustiante, filosófica, epocal, que pasa de las fiestas del amor de su primer Crepusculario, se desarrolla de manera problemática para algunos y deslumbrante para muchos en los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, para desembocar luego en el libro más estremecedor que conoció la producción monumental del poeta, Residencia en la tierra. Este último es sin duda el texto más admirado de Neruda, no tanto por la crítica, muchas veces ciega a la hora de elevar el verdadero texto literario e igualando este con aquel con un simple método de lectura, sino por los propios poetas que han sabido ver en Residencia en la tierra no tan sólo un manantial de imágenes informes superpuestas a modo de colage desorganizado, sino la crisis estética, filosófica y moral de un continente y de una sociedad históricamente atravesada por una crisis política de magnitudes totales. Es tema recurrente en la extensa bibliografía Nerudiana, hablar de cierto “giro” que se produce a partir de la tercera residencia. Libro crucial no sólo en la historia de Neruda, sino en la historia de la poesía hispanoamericana.

Para la fecha de esta Tercera Residencia, el joven poeta del Crepusculario se ha hecho ya un hombre de mundo. Ha dejado un pueblo lluvioso al sur de Chile, ha dejado posteriormente su país para sumergirse desde un rincón perdido del Asia en la angustia espesa de las primeras Residencias, y se encuentra en fin, de cónsul, en un país como España quien le mostró y le brindó la cordial amistad de grandes figuras de la generación del 27 como lo fueron, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Miguel Hernández, y las enemistades respectivas de Juan Ramón Jimenez y Juan Larrea. Pero sin duda, la experiencia que marca definitivamente el curso de su poesía, será La Guerra Civil Española. El poeta de ahora en adelante no se permitirá más una cavilación ideológica, la duda existencial no tendrá más lugar en su poesía. La revolución, el materialismo histórico más precisamente, ocuparán desde ahora el principal apoyo filosófico moral en la construcción de la nueva poesía.

Ese proyecto a veces algo extraño del Canto general nace justamente por mezclar una visión histórica latinoamericana con un compromiso político que vaya más allá de un sujeto que duda, que padece la angustia, que carece de certidumbres. Se trata de oponer a la angustia, a la duda, la certeza de una visión histórica que tiene una repercusión en el ahora, en el problema político propio de una América mestiza. Alturas de Macchu Picchu nos muestra un pasado, un tiempo anterior no ajeno a las contradicciones de clase. Neruda quiere hablar por los oprimidos, por los marginados, pero para eso invoca las fuerzas sepultadas de una América olvidada tras la conquista. Desde Canto General la poesía de Neruda no volverá a ser más simple juego del poeta con la palabra. No habrá más arte por el simple lujo del arte. Desde ahora la poesía es compromiso político, es arma de una revolución total, y es incluso la fundadora de esta nueva revolución.

No nos parece equivocado plantear la problemática de la poesía Nerudiana como una problemática propiamente metafísica. La poesía primera de Neruda nace desde un idealismo contemplativo cuyo principal conflicto es la presencia material de un cuerpo negado o en contradicción con los modelos ideales hasta entonces legitimados por cierta literatura preciosista de la cual han bebido innumerables poetas, rebelión del poeta que llega a su desintegración (dispersión del “yo” en un “tú” indefinido) en los Veinte poemas de amor y una canción desesperada. La caída que señalamos se produce precisamente en este punto. La contradicción entre el cuerpo y el alma es algo que el poeta no sabe barajar. El idealismo se le presenta igualmente válido que su realidad material. Textos que van desde El hondero entusiasta hasta Residencia en la Tierra, muestran esta caída en la incertidumbre, digámoslo de una vez, en el nihilismo que consume a una época decadente incapaz de establecer valores propios y afirmativos. Sin embargo esta caída, es para Neruda, y para el destino de su poesía, un tocar fondo que le permite dar cuenta de una necesaria reconversión, de una refundación total del mundo en valores que sean capaces de afirmar el valor de la vida en un contexto de lucha política. Como decíamos, el materialismo histórico, el compromiso político de Neruda y lo que sería posteriormente su activa participación en el partido comunista.

Sin embargo, pensamos, no se puede confundir el materialismo de Neruda con una visión puramente económica, científica, de una realidad política determinada históricamente. Nada más alejado al verdadero habitar poético de una palabra que no sólo ha sido cuidada por el poeta, sino que además por ser una palabra vigilante, es ella quién cuida, quien dirige el mundo desplegado en la palabra. Este materialismo poético, no es una visión científica del mundo, es una visión política que tiene su fundamentación en una doctrina científica, pero que estructurada o reelaborada por la palabra poética, adquiere dimensiones fundacionales. El compromiso político de la palabra nerudiana es de carácter fundador. De ahí la sencillez de las Odas elementales, odas destinadas ya no al poeta en su torre de marfil, sino al hombre de la calle común y silvestre. La palabra de Neruda, desde las Odas, habitará el mundo poéticamente, anulará la contradicción presente en el idealismo, anulará la incertidumbre de los valores, para realzar un aquí y un ahora concretos. Su poesía alcanza aquí una universalidad peligrosa.

Discutido por muchos ha sido el Neruda de la política, aquel del “Canto de amor a Stalingrado” aquel de Incitación al Nixonicidio y alabanza de la revolución chilena. Para muchos el poeta de Residencia en la Tierra se pierde de horizonte poético y está más próximo al panfleto que a la verdadera poesía. Lo cierto es que una escritura tan basta como la Neruda debe ser leída, como proponíamos anteriormente, como un viaje donde existen dos momentos cruciales en la construcción del mundo poético que se habita, la caída en la angustia existencial de una época, y la refundamentación de un mundo despedazado bajo los valores de un materialismo poético con caracteres de una reivindicación política de magnitudes totales.
Cabe preguntarse hoy en día, viajando nuevamente por el trayecto de la poesía nerudiana, viajando por una problemática histórica que no nos es lejana. ¿Fue la solución adecuada la propuesta por Neruda? Es decir ¿Fue su materialismo poético una salida verdadera para el nihilismo (hoy cada vez mayor) de una América mestiza? ¿Es la poesía de Neruda una afirmación válida hoy para pensar un mundo en crisis? Probablemente textos como Alturas de Macchu Picchu estén hoy, a medio siglo ya de distancia, más vigentes que sus textos más comprometidamente políticos. No por el evidente desprestigio que ha tenido el marxismo desde hace treinta años, sino por la mixtura histórico cultural que define a cabalidad nuestra problemática latinoamericana. Piedra fundamental la establecida por el vate de la ciudad de las piedras escalares y por lo cual nos parece más que lamentable la pobre reducción que de él suele hacerse al encasillarle como el poeta sentimental de los adolescentes enamorados.
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